Albuquerque Medina E, Bleda Pérez M, Mena Maiques M, Ruiz Doménech C. El paciente terminal. En: de la Fuente Ramos M. Enfermería Médico-Quirúrgica. Vol. 1. 2ªed..España: DAE; 2001. p. 218-219
El motivo por el cual he elegido este libro es porque explica el tema del paciente terminal desde un punto de vista exclusivamente.
Los cuidados paliativos ofrecen una atención integral al enfermo y a su familia en un momento de alta vulnerabilidad física y emocional.
La atención de los enfermos terminales dada por el equipo multidisciplinar de cuidados paliativos se centra en el control y la vigilancia de los síntomas que presenta el enfermo, así como en dar soporte emocional a él y a su entorno más próximo.
El instrumento más útil en esta situación es la búsqueda de una comunicación significativa donde el enfermo pueda sentirse un ser humano a través de la confirmación afectiva.
Esta tarea será el objetivo principal para la enfermería en cuidados paliativos. El cuidado y la atención de los enfermos y de sus familias precisan de altas dosis de sensibilidad, de empatía, de dedicación y de compromiso de soporte.
El encuentro entre un profesional y una persona enferma es un proceso dinámico donde la comunicación es fundamental.
La enfermera debe tener una actitud favorecedora de la comunicación. La empatía y el respeto son características de esta actitud. Ambos son decisivos para colocarse en el lugar del toro y para poder comprender mejor sus emociones y sus expresiones, aunque no sena parecidas a las propias.
La comunicación es el punto de partida para poder desarrollar el abordaje terapeútico desde un punto de vista holístico.
La búsqueda de bienestar siempre se tiene que centrar en los objetivos del propio enfermo y no en el punto d vista unilateral del profesional. En ocasiones se pretende imponer al enfermo la idea de bienestar del cuidados. De ahí la importancia de una entrevista exhaustiva y de una relación basada en la comunicación.
Una de las bases sobre las que debe fundarse el cuidado del enfermero terminal en considerarle vivo, capaz de desear y de decidir en cada momento.
Incluir al enfermo en las decisiones terapéuticas implica considerarlo con autonomía de decidir. Para ellos es preciso buscar un lenguaje sencillo. La información de las malas noticias es un proceso largo. Hace falta tiempo para que el enfermo se adapte a la situación y, más aún, para que le pueda encontrar sentido a lo sucedido.
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